Hasta aproximadamente los 6 meses de edad, la leche materna, así como los depósitos de nutrientes, como el hierro, por ejemplo, logran cubrir las necesidades de energía y nutrientes del niño.30 Sin embargo, a partir de los 6 meses debido al rápido crecimiento físico y desarrollo neurológico, las necesidades nutricionales son elevadas, por lo que necesitan empezar a consumir alimentos complementarios en pequeñas cantidades que permitan cubrir las brechas nutricionales, principalmente de energía y hierro. Se debe recordar que a esta edad los niños aún no tienen la suficiente maduración fisiológica (nivel neurológico, renal, gastrointestinal e inmune) por lo que resulta necesario adaptar gradualmente la cantidad y consistencia de los alimentos para cubrir estas brechas; por ello, los alimentos complementarios o preparaciones a ser consumidos deben tener una alta densidad y contenido adecuado de nutrientes.
El niño adquiere ciertas habilidades psicomotoras que le permiten manejar y tragar de forma segura los alimentos; por lo general, estos hitos del desarrollo se manifiestan al sexto mes:
• Se sienta sin apoyo y tiene buen control de movimiento de cabeza y cuello.
• Mastica y usa la lengua para mover la comida hacia atrás de la boca para tragar.
• Ha desaparecido el reflejo de extrusión.
• Trae manos y juguetes hacia la boca para explorar.
• Manifiesta deseo por comida.
• Muestra entusiasmo por participar en la comida de la familia.
• Trata de poner comida en su boca.
El no brindar oportunamente la alimentación complementaria a partir de los 6 meses, trae problemas como la desnutrición crónica y la anemia, lo cual afecta el crecimiento físico, el desarrollo neurológico y su sistema inmunológico. Asimismo, la pobre nutrición en esta etapa de la vida tiene consecuencias a largo plazo en el desempeño intelectual y la salud en general de adolescentes y adultos, afectando sus oportunidades de vida y habilidades para el trabajo.